Fuente: Citas extraídas del prólogo de Chéjov, Antón. (2009). Teatro Completo. Buenos Aires: Adriana Hidalgo. Por Galina Tolmacheva.
“Todo era verdadero y natural en sus creaciones. La aguda y penetrante mirada del escritor captaba esos pequeños detalles psicológicos que sirven para caracterizar a un hombre más que a ninguna otra cosa. Chéjov arrancaba sus personajes de la vida, y no los aislaba, sino que sabía llevarse con ellos un jirón de la vida que los rodeaba.
“Fue “la Verdad” lo que quiso trasladar al escenario, y fue “la Verdad” lo que después exigió a los intérpretes de su teatro. “la verdad es siempre más fuerte que su más fuerte imagen”, afirmaba; pero añadía: “la verdad subrayada se transforma irremisiblemente en mentira”.”
“Es preciso hacer una obra donde la gente entre y salga, coma, hable del tiempo, juegue al vint, que en la escena sea todo tan complicado, y al mismo tiempo tan sencillo, como en la vida. La gente come, no hace otra cosa que comer, pero mientras tanto se van forjando sus destino dichosos, se van destruyendo sus vidas…”
“Todo el sentido y todo el drama del hombre se encuentran en su interior y no en sus manifestaciones exteriores”, “la irrupción de aquel drama, aquel conflicto que ya se debatía dentro del hombre, agobiándolo, atormentándolo constantemente, mientras él hora tras hora, día tras día, sin ninguna reacción visible, seguía comiendo, bebiendo, charlando, paseando…”
“Bajo la superficie de la charla intrascendente de los héroes, fluye esencialmente lo dramático; lo que verdaderamente importa no es lo que la gente hace y dice, sino cómo y por qué lo hace y lo dice”
“En los dramas de Chéjov, lo que no se dice y lo que no se muestra prevalece sobre lo que se dice y se muestra. Y precisamente eso que no se dice y que no se muestra hay que “jugarlo” de tal modo que haga comprensible y convincente lo que se hace ver y oir.”
“Para él las palabras no son más que un sonido que lo refleja en forma imperfecta. Y es por eso que a menudo se calla en los momentos más dramáticos”(…) “por eso Chéjov remata con pausas los momentos más dramáticos; las pausas interrumpen todos los parlamentos de sus personajes, vibran con la misma intensidad que las palabras. El silencio de Chéjov, habla.”
“Los sonidos exteriores prolongan los parlamentos de los personajes, descubren sus estados de ánimo, subrayan o refuerzan sus palabras. A las voces de sus actores se unen las voces de la naturaleza y de la vida cotidiana” (…) “en tanto el hombre guarda un mortal silencio, el sonido dice la última palabra: un hacha que golpea…las cuerdas del ábaco que chocan…el papel que bisbisea…el piano que se lamenta…las cuerdas de la guitarra que vibran…Por medio de las voces del mundo inanimado. Chéjov consigue, con una maestría inigualada, crear en la escena esa atmósfera puramente musical, ese clima que es imposible conseguir solamente a partir del material humano. Ese procedimiento artístico, específicamente “chejoviano”, se podría denominar “impresionismo realista”
“La fusión de lo cómico y lo trágico es tan fuerte en Chéjov, que a menudo no sabemos si llorar o reir. Han sido muchos los régisseurs que se esforzaron por definir si se hallaban frente a un drama o a una comedia. Pero aún el mismo autor a veces llamaba comedias, y aún farsas, a sus dramas. En realidad, son comedias trágicas o bien trágicas farsas de las pobres gentes arrastradas por algo mucho más fuerte que ellas: la vida. Frente a ella, todos están igualmente indefensos y para cada uno está servida su copa de alegría y amargura.
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